Hugo Páez
Debo confesar que no tenía previsto ver a Serrat el viernes. Llega a México con dos armas: guitarra y voz.
Desde el primer viaje donde conoció “La Gordita” María Elena Galindo, esas armas no cesan de dar en el blanco, y de nuevo lo hace a horas de festejar 50 años como trovador: “A mí en lo personal me parece mal no enfrentar las cosas con el rigor que se amerita y dejar las cosas como la basura debajo de la alfombra y eso no nos lleva a ningún lado bueno. Hay más muertos, hay nuevos muertos. Es como un rayo que no cesa”.
A distancia, los derechos humanos se montaron en una ola imparable, pero 50 años atrás, en esas postrimerías de Joan Manuel Serrat eran motivo de persecución, de cárcel, de muerte, de la bota española de Francisco Franco que lo llevó a cruzar el Atlántico.
Ahora recibimos el reclamo internacional en casa. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el GIEI y la ONU nos recuerdan en Tlatlaya, Ayotzinapa y las desapariciones forzadas en general, el horizonte que nos falta. Pero… se hace camino al andar.
Tiendo a la animadversión del alarmismo, en cualquiera de sus matices y temas. Ese que se apodera del calentamiento global para hacerlo bandera política, ese que habla del apocalipsis en México por la violencia y corrupción. El discurso fácil nos mueve a esa polaridad iracunda. Provoca el extravío de la objetividad y hace que el punto medio se mueve hacia la derecha o la izquierda.
Esa polaridad que ya es parte recurrente del discurso de Enrique Peña Nieto al señalar populismos de derecha y de izquierda, sin dar más datos, si precisar qué, quién, cómo. Son pontificados que se olvidan de nombres y apellidos con el fin de que los apologistas de los medios de comunicación descubran a los destinatarios.
Para la libertad sangro lucho y pervivo. Ahí está el catalán con más de 70 años a cuestas señalando el éxodo sirio: “La responsabilidad civil que tiene Europa respecto a los dos millones de sirios entrando por las fronteras. Europa está respondiendo con mucha cobardía y sin duda faltando a lo que Europa ha sido”.
Un instante en la defensa de los derechos humanos son los últimos cien años, comparados con los poco más de tres millones de años atrás de la existencia de Lucy como los primeros homínidos (Afarensis) en esa ruta que nos trazó el destino, pero ese instante es enorme, ya vendrá un creacionista en los primeros meses del 2016 a señalarnos el largo camino que nos fala.
Gloria a Dios en las alturas, le recordará el Papa Francisco en la tierra de Guadalupe, a creyentes y ateos, cómo oró en Washington, en Nueva York, en Cuba. El discurso será duro, pero ya nos acostumbró Serrat y lo hará de nuevo mañana, pero también nos acaricia siempre el alma.
El miércoles una llamada de Neto Rivera me recordó el recital de Joan Manuel, hablaba junto al “Joe” Simental, otro trovador y amigo al que me faltó disfrutarlo más de cerca, que lo encontraba con frecuencia en los relatos de Bruno Morelia. Dos amigos de toda la vida que no nacimos en el Mediterráneo, pero sí en Escuinapa, y otro que se fue, construido con el barro de la misma tierra: voy a recordarte el viernes con “Cantares”, Ramón Eduardo Guevara.
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