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martes, 22 de septiembre de 2015

Boicot por miedo a alianza PAN - PRD

Hugo Páez


Como era de esperar, la voluntad del PRD en el Congreso y la aceptación del PAN para considerar alianzas electorales en el 2016, provocaron  las primeras reacciones con el propósito boicotear futuros acuerdos que pegarán en la línea de flotación del PRI en al menos seis  de las 12 gubernaturas, y detendrán el acelerado avance de Morena en estados y alcaldías.
De caminar por la misma ruta, Ricardo Anaya Cortés tendrá que precisar requerimientos en cada una de las 17 entidades con elecciones. El PRD deberá concretar a fondo la transformación propuesta en el Congreso, probar con hechos las voluntades plasmadas en los resolutivos de Carlos Navarrete Ruiz y los congresistas, el pasado fin de semana.
El PRD dice que aprendió la lección de Iguala y la del 7 de junio. En cuatro días trazaron ruta y aprobaron condiciones inéditas, una de ellas la exclusión de los coordinadores de las tribus del Comité Ejecutivo Nacional. Pero el David perredista tendrá que vencer la jetatura psicológica del Goliat morenista.
La insidia y el boicot surgirán de nuevo.
Ayer mostró la cara el Yunque y uno que otro apologista del PRI en medio de comunicación. La misma historia previa a la elección del 2011 en el Estado de México, el Revolucionario Institucional operó con eficacia para evitar en lo posible acuerdos entre el PAN y el PRD con el “compromiso de no formar coaliciones electorales con otros partidos con principios e ideologías contrarias”.
El acuerdo lo firmaron el 30 de octubre del 2009 el entonces presidente del PAN César Nava Vázquez, la del PRI Beatriz Paredes Rangel y como testigos: el Secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont y el Secretario de Gobierno Luis Enrique Miranda. Increíble la versión de Nava: “Felipe Calderón Hinojosa no fue enterado”, aún con la participación de su titular de Gobernación.
En realidad las alianzas bien cimentadas en acuerdos previos de bien común, transparencia y rendición de cuentas, aún entre ideologías distintas, son una fase primaria de los gobiernos de coalición y los parlamentarios de las democracias liberales.
Se desempolvarán historias de fracasos como la traición del gobernador de Sinaloa Mario López Valdez al PAN y al PRD, la parsimonía de Gabino Cué Monteagudo en Oaxaca, y la criminal gubernatura de Ángel Aguirre Rivero en Guerrero. Tratarán de desacreditar el éxito de Rafael Moreno Valle en Puebla donde deja condiciones sólidas para mantener al partido en el gobierno.
Manlio Fabio Beltrones y Andrés Manuel López Obrador van por la ofensiva contra las “alianzas contra natura” sin importar la alianza insestuosa de facto entre el PRI y el Partido Verde Ecologista que provocó deformidades funcionales como el nombramiento de Arturo Escobar y Vega en la Subsecretaría de Prevención del Delito de Gobernación con la defensa de Miguel Ángel Osorio Chong y César Camacho Quiroz contra el repudio de líderes de la Sociedad Civil Organizada, un pago por los servicios de sicariato político del PVEM de Jorge Emilio González Martínez.
Los aspirantes más progresistas a tomar la estafeta de Carlos Navarrete Ruiz en el PRD entienden que deben parar la vía de exterminio iniciada con el fracaso electoral, instigada por López Obrador y Martí Batres Guadarrama, sin embargo, el fuego amigo contra el resolutivo está a cargo de un antiguo aliancista que junto a Marcelo Ebrard Casaubón impulsaron Guerrero y la frustrada alianza en en Estado de México: Armando Ríos Piter.
El senador ligado al alcalde de Iguala José Luis Abarca Velázquez y a su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, en su momento tuvo en sus manos la candidatura del PRD a la gubernatura de Guerrero con el apoyo directo de Enrique Peña Nieto. Ahora es otra historia y otros intereses.
Insisto, se trata de parar la alianza PAN - PRD que podría coronar el 2018.
   
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