Hugo Páez
“Híjole bendito sea dios”, responde Ricardo Anaya Cortés a Doña Vicky en un spot que pretende ser una escena espontánea en la vida cotidiana del joven líder de Acción Nacional, en busca, primero, de la presidencia del partido, pero indudablemente un perfil competitivo para el 2018.
Nada fuera de los tiempos, esos que trató de contener el sábado Enrique Peña Nieto en el auditorio Plutarco Elías Calles del PRI. Esos también que fueron reprobados por la curia panista en el mensaje de destape de Margarita Zavala Gómez del Campos después de la derrota del 7 de junio.
Pero a Ricardo le apareció Javier Corral Jurado con grandes cuestionamientos que ponen en duda la legitimidad del resultado con un padrón fabricado por Gustavo Madero Muñoz para una transición tersa que entierre las acusaciones de corrupción, el proyecto corporativo del líder saliente.
Corral Jurado es estructurado, intenso para algunos, irreverente para otros, pero indudablemente asertivo y efectivo. Independientemente del resultado el 16 de agosto, uno debería atraer al otro.
Acción Nacional necesita completar el luto de la derrota del 2012, resolver la catarsis con la intensidad necesaria, y depurar lo depurable, lo sospechoso, limpiar el padrón de militantes y tomar acciones contra los corruptos de casa.
Las condiciones actuales del padrón pueden convertir el triunfo en un remedo ilegítimo, Anaya Cortés será señalado y necesitará una ventaja aplastante para atenuar dudas. La infame afiliación de Madero es un insulto en cualquier partido con presunción de democracia interna, en estas condiciones, al presidente del PAN lo pueden elegir los NO panistas, los registros construídos con un interés de grupo.
La duda conducirá a la división, y la división a la derrota.
Pero a los buscadores de migajas les vale un comino la altura de miras, el interés de la institución. Ricardo puede ser un buen candidato presidencial en el 2018, igual que Margarita Zavala, Javier Corral, Rafael Moreno Valle o cualquier otro que encuentre condiciones legítimas. En sus manos está el futuro de Acción Nacional, ya sea en el triunfo, o en la derrota del 16 de agosto.
Altura de miras es lo que merecen Manuel Gómez Morín, Manuel Clouthier del Rincón, Carlos Castillo Peraza, Abel Vicencio Tovar, Luis Héctor Álvarez, muchos más, y por supuesto un país necesitado de los equilibrios de la verdadera oposición.
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