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jueves, 22 de enero de 2015

Objetivo, debilitar la fuerza presidencial de imponer sucesor

Hugo Páez

El objetivo es claro: debilitar al hombre más poderoso de México. El que decide las reformas de más impacto, y neutraliza o descafeína las que están fuera del radar.
Pero sobre todo, el hombre detrás del índice que señalará al candidato en el 2018. Quizá la quintaescencia del poder de los gobiernos priistas.
La única vía para tumbar al candidato a Carlos Salinas de Gortari fue asesinar a Luis Donaldo Colosio, pero puso al siguiente: Ernesto Zedillo Ponce de León, y así el dedo siguió vivo, en un país donde los presidentes de la república guardan sus aspiraciones políticas, una vez que toman posesión.
En la alternancia formal, la de los gobiernos del PAN, el fracaso de Santiago Creel Miranda como candidato oficial de Vicente Fox Quezada rompió esa dinámica, y no se diga el voluntarismo de Josefina Vázquez Mota que se impuso sobre el delfín de Felipe Calderón Hinojosa: Ernesto Cordero Arroyo.
La posición, capacidad y cercanía de Luis Videgaray Caso lo hacen parte del objetivo que golpea la fuerza presidencial de Enrique Peña Nieto, cómo en su momento fue Juan Camilo Mouriño, alter ego de Felipe Calderón, el hombre por el que apostaría todo, a diferencia de Vázquez Mota. Así, Juan Camilo se convirtió en el objetivo de Andrés Manuel López Obrador, noviciado en febrero del 2008 en un mitin frente a la Torre de Pemex en Marina Nacional, donde mostró documentos de contratos de la petrolera a la empresa Ivancar, en beneficio del entonces Secretario de Gobernación.
El martes de nuevo el misil apuntó a Los Pinos con otra publicación del Wall Street Journal, con el propósito de sembrar dudas sobre la adquisición de una casa de campo del entonces gobernador mexiquense en Ixtapan de la Sal en el 2005. La compra fue a la compañía de Roberto San Román Widerkehr quien recibiría contratos por cien millones de dólares en el Estado de México. A los minutos apareció en internet la foto con Roberto San Román Dunne, hijo del contratista, apadrinando a Paulina Peña Pretelini, junto a Peña Nieto, Mónica Pretelini y el obispo que ofició el sacramento de la iglesia católica.
La secuencia de publicaciones iniciada con la Casa Blanca de Angélica Rivera en Sierra Gorda en Las Lomas de Chapultepec, la licitación obtenida y posteriormente revocada de Armando Hinojosa en el Tren Rápido a Querétaro, la casa de campo en Malinalco del Secretario de Hacienda, y ahora la de Iztapan de la Sal, muestran la misma mano y el mismo objetivo: debilitar al presidente.
En los linderos del 2018 veremos el resurgimiento de todo esto y lo que sigue. Serán recarga de cartuchos para los partidos de oposición, pero sobre todo, para los grupos y aspirantes presidenciales del PRI que no forman parte del círculo de Enrique Peña Nieto.
Neutralizar o aniquilar el poder de nombrar sucesor, es un propósito político que no tiene colores. Se dio en Acción Nacional pero nunca en la cultura priista. Luis Videgaray lo sufre en carne propia, Miguel Ángel Osorio Chong renunció a medias, signifique lo que signifique, y a partir de los primeros disparos, se antoja que hiberna un arsenal mediático de gran envergadura.
A su regreso de Asia, Peña Nieto atribuyó el contragolpe a los que resultaron afectados por las reformas, muchos voltearon a ver a Carlos Slim Helú, y señaló la oportunidad de su viaje como estrategia para atacarlo.
En seguimiento de esta tesis, habría que señalar que él o los autores de la ofensiva tratarán de evitar la continuidad de Peña Nieto en el 2018, y sólo podrá ser si llegan debilitar la fuerza de imponer candidato.
La implementación de las reformas va con lentitud, será necesaria la continuidad transexenal para ver los frutos de la Energética, eliminar los tropiezos de la Educativa, y la plenitud de la de Telecomunicaciones.
Y apenas incia el tercer año.

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