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jueves, 23 de octubre de 2014

La PGR y la Tele descubren a la pareja del mal, como en La Dictadura Perfecta

Hugo Páez

Pensé que era un mal sueño, pero no. Ayer la televisión nacional y la PGR reeditaron una de las escenas centrales de la pésima película La Dictadura Perfecta, donde una pareja del mal, en un primer capítulo, era la culpable de las desapariciones. Después de 26 días, José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda Villa, capitalizaron los males de Guerrero.
Prepárese porque este capítulo de la televida nacional apunta a dos culpables, hay que dar respuesta, ante la deseperanza de encontrar vivos a los normalistas, y tal vez ni siquiera encontrar nada. Habrá que darle un final de televisión ante la frustración de las autoridades, con fondo de pantalla verde para escenarios virtuales, encarnado en la pareja del mal y como respuesta a la enorme protesta que se gesta por la ineficiencia de los tres niveles de gobierno.
Ahora entiendo la Comisión de la Verdad como exigencia de la sociedad civil organizada. Juan Ramón de la Fuente, María Elena Morera, Roy Campos, Alejandro Martí, Josefina Ricaño de Nava, Isabel Miranda de Wallace, y una docena de personalidades, entre líderes de la sociedad civil y otros denominados intelectuales, no confían en que Enrique Peña Nieto llegue a la verdad en el caso Iguala ni en el de Tlatlaya. No hay otra forma de explicar la propuesta de una Comisión de la Verdad Ciudadana, cuando la investigación fue atraída por la autoridad federal.
Los dos hechos mantienen vivo el fuego y al país en tensión que escala cada vez más las protestas violentas. En el primero fueron asesinados 3 normalistas y desaparecidos otros 43, en el segundo el Ejército ejecutó a 15 civiles, según un reporte de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Platique ayer con el vicepresidente de la Cámara de Senadores, Arturo Zamora, me dice que el camino menos traumático es la renuncia de Ángel Aguirre Rivero, la pidió el martes junto al senador del PAN Héctor Larios. Los dos hablan por el sentir de sus grupos parlamentarios.
Zamora comenta que casos como el de Guerrero justifican la figura de Revocación de Mandato, que no se debe ligar a alguna votación, como es el caso de otro tipo de consulta popular. El argumento es claro, la desaparición de poderes, como lo pidió Acción Nacional en el Senado, implica la desaparición del Congreso y del Tribunal Superior de Justicia del Estado, pero en Guerrero los dos funcionan, el cuestionado es el gobernador, por lo tanto, dos de tres poderes en funciones complican o imposibilitan la base argumental para la desaparición de poderes.
Otra opción es la licencia del gobernador, la salida más protectora para sus intereses, con la que conservaría el fuero constitucional.
Pero la renuncia es el coro más nutrido.
Desde el primer momento fue un reclamo de la presidenta de Causa en Común, María Elena Morera -lo publicamos en este espacio-, razones no le faltan, la ONG que preside insistió una y otra vez sobre las terribles condiciones de inseguridad de Guerrero y la estupidez del gobernador al desdeñar con soberbia majadera las recomendaciones de las asociaciones civiles en la aplicación de mecanismos de control de confianza a las policías y a los funcionarios de los dos niveles de gobierno.
Lo que no entiendo es la selectividad.
Los líderes sociales y grupos parlamentarios en Senado y Diputados, piden la renuncia del Gobernador y no la del Secretario de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos, y a la vez, los primeros, meten en el mismo crisol de la Comisión de la Verdad Ciudadana los casos Iguala y Tlatlaya.
Pero hasta que no se encuentren a los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, la ejecución del Ejército es una muestra mayor de barbarie, se trata de una institución que tradicionalmente tiene el respaldo de los ciudadano, en consecuencia, el daño a la confianza de la misma es brutal.
Pero ayer vimos el inicio de un nuevo capítulo del drama Guerrero, que parece sacado de la mala película La Dictadura Perfecta. Después de 26 días de del viernes trágico en Iguala, el gobierno federal decide enfocar el “mal” del estado en la pareja del alcalde y su esposa, José Luis Abarca Velázquez y María de los Ángeles Pineda Villa, como figuras centrales, cuando señalamos desde un principio en este espacio, los nexos de los Abarca, los Pineda con Lázaro Mazón y el crimen organizado. Nada que descubrir, era un secreto a voces.
Para darle credibilidad al resultado de la investigación de la PGR, las cámaras de televisión en el noticiero nocturno presentaron ayer reportajes del “bunker” donde vivían los ahora prófugos José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda, reforzadas con videos de archivo de la pareja y gráficas tridimensionales.
Espero no salirme de esta película antes del final, como lo hice de La Dictadura Perfecta, que terminó en una especie de boudeville y catarsis con una mala sátira política y de la televisión nacional, con palomitas, refresco y risas vengadoras del público.

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