Hugo Páez
Indudablemente la incorporación de la Secretaría de Seguridad pública a Gobernación le restó fuerza y autonomía. La salida de Manuel Mondragón plantea las interrogantes: ¿falló el Comisionado Nacional de Seguridad..? ¿falló la fusión de la robusta Secretaría heredada por Genaro García Luna en una Supersecretaría..? Un nuevo yerro pondría en duda el planteamiento de la nueva estructura de Enrique Peña Nieto, aun cuando era necesario fortalecer Segob con la fuerza de seguridad pública.
Transcurrió el primer año del sexenio y la presión se concentró en la seguridad pública, ya que el gobierno federal no lograba disminuir la percepción de inseguridad. Enrique Peña Nieto necesitaba dar un golpe de timón en la lucha contra el crimen organizado en el segundo año, así fueron los mensajes directos e indirectos al inicio del 2014, e indudablemente la renuncia de Manuel Mondragón y Kalb es uno de los ajustes necesarios para reiniciar el proyecto de la Policía Federal. El nuevo Comisionado Nacional podrá hacer fórmula con el Comisionado General de la Policía Federal Enrique Galindo Ceballos, quien se hizo cargo de una estructura que fue evolucionando a la par de una operación llena de urgencias nacionales.
La continuidad de la misma estructura en Gobernación indica que los atributos del ex Secretario de Seguridad del DF no funcionaron en la problemática nacional. La ausencia del Comisionado Nacional de Seguridad en la detención de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera en Sinaloa, en el deceso de Nazario Moreno “El Chayo” o en la captura de Dionisio Loya Plancarte “El Tío” en Michoacán, no se puede interpretar de otra forma que un rotundo fracaso.
Mondragón fue una adquisición estratégica al inicio del sexenio, igual que el general Oscar Naranjo Trujillo en la campaña de Peña Nieto. El primero fue uno de los pocos nombres no proscritos por Andrés Manuel López Obrador de la administración capitalina de Marcelo Ebrard Casaubón, al incluirlo en el Gabinete de Seguridad, Peña marcó una clara distancia de la política anticrimen de Felipe Calderón que saldó el sexenio en más de cien mil muertes dolosas.
Ahora Oscar Naranjo está de regreso en Colombia y Mondragón en una encomienda menor, una dudosa salida digna que hará ruidoso el fracaso.
Sin embargo la Policía Federal bajo el mando de Galindo Ceballos avanzó en los quince meses, se reconstruyó el proyecto con nuevos parámetros, se afinó la operación y se combatió la corrupción interna, pero no había decisión que no esperara el sino del Comisionado Nacional, una mala idea en una estructura compleja con mandos medios capaces de tomar decisiones, que de no existir esa delegación de funciones alenta el paso, así fue el caminar pesado del Comisionado frente a los resultados de la Marina, el Ejército y la PGR.
Hasta el momento Mondragón es el cambio más importante, un ajuste en seguridad, el tema a corregir este segundo año, algo falló, habrá que plantearse si funcionó la creación de la supersecretaría con la fusión de la SSP.
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