Hugo Páez
No se la esperaron Ernesto Cordero, Felipe Calderón y Javier Lozano.
El Pacto del Senado entre los coordinadores Jorge Luis Preciado, Emilio Gamboa Patrón y Miguel Barbosa previenen la oportunidad de turbulencia que provocará la renuncia de Gustavo Madero a la presidencia de Acción Nacional.
Serán 55 días fuera de la dirigencia del partido si logra reelegirse: 15 en el periodo de la convocatoria y 40 días de campaña. El blindaje es necesario aun cuando Cecilia Romero mantenga la línea de Madero, no obstante en el CEN no hay confianza plena en la Secretaría General del partido, así que la jugada concretada por Preciado y Gamboa será un muro de contención para el grupo de Cordero, quienes, desde inicios del Pacto por México el entonces coordinador, Roberto Gil Zuarth y Javier Lozano minaron la ruta de Madero. Todo en el marco de la renovación de la dirigencia del partido.
El regreso de Felipe Calderón a la escena política con el relanzamiento de la Fundación Desarrollo Humano Integral marcó un segundo periodo de hostilidades con precarios resultados, pero la agenda avanza y Madero sin la presidencia del Acción Nacional y el partido sin la voluntad del chihuahuense para sacar las reformas constitucionales y las leyes secundarias pendientes, es la oportunidad de oro esperada Felipe Calderón, Ernesto Cordero y Javier Lozano Alarcón, este último, primer ariete dedicado a derribar la puerta del CEN para apresurar la salida de Madero.
Las parábolas de Lozano sobre el sufragio efectivo de Francisco I. Madero, aplicadas a su descendiente son de un sarcasmo insidioso, pero divertido, ejemplo claro del lodazal referido ayer por Federico Döring en el pronunciamiento de los grupos Poder al Militante y Mujeres SI, en apoyo a Madero, donde fue acusado Ernesto Cordero Arroyo de usos de recursos público para su campaña.
El PAN se prepara para una etapa difícil, la jugada en el Senado es una obra de ingeniería, se ve la estrategia de Gamboa, el ímpetu de Preciado y el temple de Barbosa. Faltan las reacciones.
LA CEREZA DE ALFREDO CASTILLO
Corre tiempo. Al momento en que el Comisionado Federal para Michoacán Alfredo Castillo promete la captura de Servando Gómez “La Tuta” activó el cronómetro que meterá presión a las fuerzas federal. “Se va a dar”, y agregó: “Sería la cereza en el pastel del operativo federal.
La Tuta no es Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, su ámbito es regional y está muy lejos de la movilidad y los contactos internacionales del sinaloense, sin embargo, es un objetivo mediático muy importante para el gobierno de Enrique Peña Nieto, como lo fue El Chapo para Felipe Calderón y Genaro García Luna, la fuga del penal de Puente Grande fue uno de los grandes fracasos del gobierno panista de Vicente Fox Quezada y de Jorge Tello Peón, el gurú de los dos sexenios en materia de seguridad y de activistas civiles dedicados al tema.
Servando Gómez se construyó a si mismo como el ente más codiciado de las fuerzas federales en Michoacán. Su narcisismo mediático inflado en cada oportunidad de entrevista con medios nacionales y extranjeros lo convierten en el trofeo que necesita Alfredo Castillo y Fausto Vallejo y en general el gobierno de Enrique Peña Nieto, sin duda La Tuta es en estos momentos un estorbo para su propio cártel. Tratando de justificar, a su manera y ante las cámaras, la causa de su grupo delictivo, en realidad incrementaba el desafío. La pregunta era: cómo es posible que los medios de comunicación extranjeros lleguen con facilidad a La Tuta y el gobierno federal no. En sí, esas incursiones en televisión y en YouTube son una burla.
En ningún momento El Chapo cometió ese error, tal vez Ismael “El Mayo” Zambada en un entrevista a Julio Scherer publicada en la revista Proceso es lo más cercano, pero bastante lejos, por cierto, ayer de nuevo demostró que tiene los hilos en Sinaloa gobernada por Mario López Valdéz.
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