Hugo Páez
Sin lugar a dudas el bajo perfil de Josefina Vázquez Mota después de la derrota del 2012 desesperó a sus seguidores. Querían verla a la ofensiva, desafiante contra el fuego amigo que facilitó la victoria de Enrique Peña Nieto y mandó al PAN a un indigno tercer lugar después de 12 años en la Presidencia de la República.
Pero Josefina optó por guardarse.
En lo personal creo que escribir libros y una que otra actividad en el extranjero fue su coartada para la reflexión más profunda. Mientras tanto, creció el grupo alterno de Gustavo Madero con éxitos como el Pacto por México, de igual forma menguó el calderonismo encabezado por Ernesto Cordero Arroyo, apurado por borrar culpas de la derrota histórica, impetuoso por exculpar a Felipe Calderón Hinojosa, en fin, tapar el sol con un dedo, una tarea imposible, el ex huesped de Los Pinos cargará la lápida de sus odios.
Por eso resulta corrosiva una alianza de Josefina, sometida a Ernesto Cordero, tal vez como apoyadores de la ex candidata presidencial, los mueve el firme propósito de “hundir” al presidente de Acción Nacional.
No veo a Josefina como impulsora del sus más letales detractores, eso fueron en el climax de la campaña presidencial. Los más cercanos a Cordero repetían hasta el cansancio que preferían la victoria de Enrique Peña Nieto a la de “Jose”, así sin acento.
Y aun cuando en política se ven combinaciones impensables, todavía queda lugar para los éticos, para los que no se atreven a cruzar la línea del cinismo “en pro de un proyecto político”.
Josefina es experta en medir con Bernier los escenarios. Los datos muestran el avance de Madero a nivel de tierra, aquí no valen tanto las encuestas de aceptación, ni lo que es mejor para Acción Nacional o para su unidad, no. Desde esta perspectiva no hay gran cosa por hacer, sin embargo, la presidencia que viene es corta, propicia para planes posteriores, de tal forma que desde este momento, aspirar por el control del partido en el 2015 resulta atractivo, con la desventaja de que el próximo presidente tendrá el poder de las candidaturas de medio sexenio.
Con tono de voz de: “ya tomé la decisión”, pero sin decirlo, Josefina me comenta por teléfono desde Costa Rica que va a consultar con el grupo Panistas por México. No creo que alguna opinión valga más que su instinto y su capacidad de ánalisis en tiempo real. Una encuesta de Gabinete Estratégico la ubica a la cabeza de las preferencias y el primer factor de unidad en el partido, en este concepto, Madero está por debajo también de Cordero y Juan Manuel Oliva.
Pero Josefina gana terreno en otros terrenos. La encomienda de la Organización de Estados Americanos en Costa Rica, como cabeza de un grupo de observadores electorales internacionales, es una chamba limpia “mientras me decido”.
“Jamás acepté ni aceptaré apoyos de Laura Chinchilla (presidenta de Costa Rica)” responde a mi pregunta sobre un el rumor de que su viaje al país centroamericano era para obtener recursos para su campaña a la presidencia del PAN. Insiste en dejar muy claro que realizará la encomienda de la OEA con profesionalismo y honradez, amén de que sería una injuria insinuar favoritismo por algún candidato. Le creo, sin lugar a dudas.
¿Josefina puede aliarse con Madero..? porque no; ¿puede hacer equipo con Juan Manuel Oliva..? también; ¿Podría ser la cabeza de una alianza opositora que incluya a Ernesto Cordero y Oliva..? sin lugar a dudas; ¿Podría ser solamente comparsa de Cordero, y, por lo tanto de Felipe Calderón..? no puedo imaginarla en una situación así, denigrante.
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