Hugo Páez
A
un mes de cumplir un año del cambio de poderes federales, Michoacán escaló
niveles de violencia nunca vistos con el ataque simultáneo a 18 objetivos de la
Comisión Federal de Electricidad en 12 entidades y 4 gasolineras.
¿De
nuevo falla el método?
Es
la premisa que sirvió para dar un giro radical al combate al crimen organizado.
La urgencia por bajar el tema de los medios de comunicación obligó a una
desaceleración en los operativos del Ejército, la Marina y la Policía Federal,
pero es el momento de cuantificar resultados. Algunas cifras de gobernación
hablan e tendencia a la baja, otras del INEGI como la Encuesta de Victimización
y Percepción de la Seguridad Pública revelan que cada 5 minutos se cometió un
secuestro en el 2012, una cifra escandalosa que resulta en mas de 105 mil
plagios y la tendencia sigue.
Pero
al ver las llamas sobre Michoacán, la incursión casi natural de los grupos de
autodefensa que el sábado decidieron “proteger” Apatzingán de los Caballeros
Templarios -frente a la presencia y guía del Ejercito-, y reacción apocalíptica al día siguiente en 18 puntos simultáneos
del estado, obligan a dudar de la efectividad del método.
Once
meses de tumbos donde chocan las visiones de Roberto Campa Cifrián, Monte
Alejandro Rubido, Manuel Mondragón, Jesús Murillo Karam, el general Salvador
Cienfuegos Zepeda y el almirante Vidal Soberón Sanz. De las recomendaciones del
general colombiano Oscar Naranjo no quedó el mínimo rastro, la Gendarmería se
redujo a una agrupación, futura y minimizada, de la Policía Federal.
Pero
lo que debió ser un estado de alerta permanente, alarmado por las denuncias del
Obispo de Apatzingán Miguel Patiño Velásquez, insistentes desde hace dos años
hasta llegar a la definición de estado fallido. Esa insistencia y esos
señalamientos van acompañados de denuncias puntuales de las actividades del
trasiego, entrada y producción de droga, además de culpar a los gobiernos
municipales y el estatal de colusión con los grupos delictivos Nueva
Generación, La Familia, Caballeros Templarios y los Zetas (carta completa http://www.cem.org.mx/articulos/711-comunicado-apatzingan-hagamos-michoacan-estado-de-derecho.html ).
Felipe
Calderón tenía el argumento de un estado gobernado por la oposición, por un
gobernador del PRD que toleró la impunidad, al grado de permitirle a su hermano
Julio Cesar Godoy continuar una carrera política a pesar de la evidencia de nexos
con Servando Gómez “La Tuta”.
El
propio Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones fueron informados por Genaro
García Luna de los movimientos del hermano de Leonel Godoy en el Centro de
Mando de Plataforma México.
Nadie
quiere o puede ir a fondo. Fausto Vallejo se cuida permanentemente de sus
enemigos políticos que lo quieren ver jubilado, y esa es su prioridad, no la inseguridad de un estado definido por una mancha geográfica
íntimamente ligada a Jalisco, Guerrero, Guanajuato, Estado de México, Querétaro
y Colima, con una extensa costa y un puerto, Lázaro Cárdenas, con atribuciones aduaneras
para recibir precursores de meta anfetaminas y químicos sintéticos para drogas
de diseño.
No
hay forma de ocultar incursiones del crimen como las del fin de semana en
Michoacán. Bajar el perfil mediático de la inseguridad es un espejismo insostenible,
de nada sirve el silencio del gobierno de Fausto Vallejo, ni las declaraciones
infames de su Secretario de Gobierno, o el magro informe de Eduardo Sánchez en
la Secretaría de Gobernación. Ese territorio sigue perdido, y el nuevo método
también.
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