Hugo Páez
Las
imágenes son evidentes. La agresión a los policías enviados como carne de cañón
a enfrentar a los manifestantes violentos en el 45 aniversario de la matanza de
Tlatelolco, no hacen mas que probar nuevamente la omisión del Jefe de Gobierno
Miguel Mancera, como lo llamó en su momento Raúl Plascencia, el ombudman
nacional, ayer hablamos de la sobreexposición de los elementos de Seguridad
Pública.
“Carne
de cañón” fue el calificativo que utilizó al medio día el diputado Federico
Dóring para definir el trabajo de los policías en el bloqueo al aeropuerto de
la Ciudad de México. Al preguntarle porque la Asamblea Legislativa no apuraba a
modificar esa impunidad que les dieron a los manifestantes violentos con los
cambios al artículo 362 del Código Penal del DF, me contestó: Vamos a hacerlo,
hay consensos y me habló de una grave
preocupación: ¿Hasta cuando va a controlar Miguel Mancera a la tropa (policías
de a pie, granaderos), quienes ven como agraden brutalmente a sus compañeros y
les ordenan contenerse..?.
La
pregunta del coordinador parlamentario del PAN en la Asamblea Legislativa tiene
respuesta en el cuestionamiento del presidente de la CNDH Raúl Plascencia, me
dijo sentirse extrañado por la renuncia al uso legítimo de la fuerza, una fuerza
adecuada, que ponga orden, nada mas.
No
solo es irresponsable poner en peligro la vida de los policías, como ocurrió en
el aeropuerto con la golpiza que propinó la CNTE a Álvaro Sánchez Valdés,
internado e inducido al coma para intervenirlo quirúrgicamente, esa omisión a
la reacción adecuada debe tener consecuencias legales, como lo consignó Raúl
Plascencia en el aniversario del Halconazo el 10 de junio.
Para eso
están los organismos de derechos humanos, no para hacer apología y justificar
el actuar de los gobernantes ante la evidente omisión, lo que parecía el guión del
ex ombudsman del DF Luis González Placencia.
Estamos
preocupados, entretenidos, enojados, por tan poco, por un grupo reducido de violentos
y protestas capaces de paralizar el centro del país, que en realidad parecemos
una República Bananera, aun cuando me la platiquen que “una mente brillante
traza un plan nacional de desestabilización”.
Quienes
vivimos en el Distrito Federal nos dimos cuenta ayer, por lo desolado de las
avenidas a lo largo de la mañana, a horas en que la congestión es la norma, que
basta con el anuncio de marchas para paralizar las actividades, o de plano no
queda otra que trazar un plan B de traslados, aunque agregue horas al martirio
cotidiano, ya que la autoridad está totalmente postrada, incapaz de preservar
el derecho de millones, por el chantaje de unos cuantos.
Nadie
quiere una represión brutal, ese es el argumento para justificar la incompetencia.
Tampoco nos vamos a tragar el “éxito” del operativo simplemente por que no hay
baño de sangre, los daños colaterales son terribles, unos incuantificables,
otros a la vista, como la quiebra de comercios alrededor de los plantones de la
CNTE, la agresión cotidiana por los bloqueos, las muertes de aquellos que no
pudieron ser trasladados a tiempo a hospitales, etcétera, etcétera.
Me
comenta Raúl Plascencia que su equipo valora atraer a la CNDH los casos de
agresión a los policías, es lo menos que se merecen.
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