Hugo Páez
Algo
no entienden los integrantes del gabinete de Miguel Mancera, o no todos: el
objetivo en el tema de la marihuana no es legalizarla sino el foro mediático que
provee el debate y permite a la Asamblea Legislativa del DF un impasse bizantino
que, en caso de ser aprobada, aun si solamente es el incremento de las dosis
permitidas, será frenada por la Suprema Corte.
En
esta lógica cualquier esfuerzo debería iniciar en el Congreso federal, donde
las bancadas de izquierda parecen totalmente desanimadas. Así lo reflejan los
rostros de Silvano Aureoles y Miguel Barbosa.
Pero
en un descuido del Palacio del Ayuntamiento el Secretario de Turismo Miguel
Torruco y el de Salud Armando Ahued ignoraron el calendario mediático del Jefe
de Gobierno y cayeron en la trampa de los reporteros al ser cuestionados. No
así el procurador Adolfo Ríos, una posición directamente implicada en el tema
como autoridad de seguridad pública, quien a diferencia de Jesús Murillo Karam -bajo
la línea de Enrique Peña Nieto- rechazó la legalización de la cannbis, como sus
antecesores en la Procuraduría General de la República.
Ríos se quedó
en el punto medio, cualquier desequilibrio que infiera una posición en pro o en
contra pesa mas, que, por ejemplo, el Secretario de Turismo. Así que procurador
capitalino decidió no entorpecer el plan de Mancera y dejar que el debate fluya
como paliativo, tal como opera el apoyo económico a los familiares de los 12
desaparecidos del Heaven Alter, efectivo y especie para mitigar la ausencia y
calmar el reclamo.
Pero Armando
Ahued no pudo esquivar el tema. Está conciente de los alarmantes datos de salud
y la creciente demanda de las clínicas de recuperación de adicciones, que en
sus registros apuntan a la marihuana como la droga de inicio con derivados
mucho mas letales. El otro foco rojo es el costo en servicios de salud que
representa para el gobierno del DF y en consecuencia para cualquier entidad de
la república.
A pesar de
los esfuerzos por centrar la legalización como tema de derechos humanos,
convertirlo en una cruzada contra el tabú y moralismo hipócrita, en realidad
algunos está urgido de esta corina mediática, y ahí está incluido Graco
Ramírez, el gobernador que no puede con el crimen organizado de Morelos y busca
una tesis que explique el problema mas allá de su incompetencia.
Un lustro
atrás, desde su posición de gobierno, Marcelo Ebrard rechazó legalizar la marihuana
y fue secundado por su Secretario de Salud, Ahued.
En el 2008 la
posición del Jefe de Gobierno Ebrard era: “La opinión del gobierno de la ciudad
va a ser en contra de esa iniciativa (la propuesta por Víctor Hugo Círigo en la
ALDF), en razón de que no estaríamos de acuerdo porque puede aumentar el
consumo, que es mi punto de vista y así lo he consultado también con mis
funcionarios, cuando seamos consultados será que no estamos de acuerdo", y
anticipó que la discusión sobre esa iniciativa será muy larga al pasar por el
Congreso de la Unión para su análisis y votación. Uno de esos funcionarios era
Ahued, el otro era el procurador Rodolfo Félix y el Secretario de Seguridad Joel
Ortega, actual director del Metro.
El discurso
indudablemente tiene gran vocación mediática. Luis González Plascencia como ombudsman
capitalino asegura que 30 años de prohibición de la marihuana solo han dejado
adictos, delitos y muerte. Una dialéctica torpe, aplicable a la despenalización
del alcohol que en su historia de legalidad también a dejado adictos, delitos y
muerte, y no por eso se va a prohibir.
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