Hugo Páez
Fueron muchos
agravios para pensar que en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PAN el
jueves por la tarde, inicio de la verdadera reconstrucción del desastre por la
derrota presidencial.
Faltan mucho
por ver. Solo hay que imaginar en que posición estaría en estos momentos
Ernesto Cordero al frente del grupo calderonista, si Gustavo Madero hubiese
perdido la gubernatura de Baja California.
Primero habrá
que abandonar mezquindades y superar los golpes bajos provocados por unas
cuantas monedas, como calificó Luis Felipe Bravo Mena a la crisis de la bancada
del Senado, sin embargo, la foto del jueves por la noche en las oficinas de
Acción Nacional es una luz al final del túnel.
Tendrán que
olvidarse muchas cosas difíciles de olvidar, lo cierto es que la victoria en
Baja California debilitó la posición de Ernesto Cordero, quien a solo tres días
de la elección del 7 de julio promovió el cambio de dirigencia antes de tiempo.
La defenestración de Madero.
Pero Madero
está en su mejor momento desde el fatídico 1 de julio del 2012. A favor de su tesis sobre el regreso
del PAN a Los Pinos, está los que probó la elección del 7 de julio: la fuerza
electoral del PRI está cimentada en gran medida en la imagen de Enrique Peña
Nieto, y su ausencia en las campañas, como posición ética de su gobierno, hace
al partido altamente vulnerable.
Despojados de soberbias, los grupos
enfrentados están obligados a aprovechar su mejor momento. La fotografía en el
CEN del PAN con Ernesto Cordero como invitado, flanqueado por Gustavo Madero,
Jorge Luis Preciado, Lupita Suárez, Cecilia Romero, Mariana Gómez del Campo,
Obdulio Ávila, Luisa María Calderón, Luis Felipe Bravo Mena y Juan Molinar
Horcasitas entre otros, está llena de simbolismos, el fundamental: el banderín
de Francisco “Kiko” Vega, la victoria que los puede unir.
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