Hugo Páez
Para cualquier observador deben ser inexplicables las causas de la promoción de Vicente Fox a favor de legalizar la
marihuana. Si va mas allá de una simple ocurrencia, o si involuntariamente se
enganchó a un tema que le da reflectores, pero a la vez se perfila como la
nueva cortina de humo de la izquierda en la Asamblea Legislativa, como un
método recurrente para gastar tiempo y desviar la atención de los problemas serios
del Distrito Federal.
El ex presidente inicia pasado mañana
el Simposio EEUU – México sobre la Legalización y Uso Médico de la Cannabis en
el Centro Fox, se perfila como el inicio formal de los debates en la materia,
que para su desánimo estará contaminado con las recientes declaraciones a
Milenio con ocurrencias como la de que es el mejor presidente en la historia de
México, por encima de Benito Juárez, y la revelación de que nunca ha fumado
marihuana (¿es un tabú? ¿le da miedo? ¿deshonra?), pero se prepara para promover su legalización y la línea productiva
hasta el usuario final.
En alguien así, son extrañas este tipo de cruzadas y le restan seriedad. Sobre todo cuando parte del argumento: “uso medicinal”, ya que debe resultar imposible no encontrarle este tipo de utilidad a cualquier producto derivado natural. Seguramente la marihuana tiene esa faceta, como la cocaína lo tuvo en la extracción de piezas dentales a principios del siglo pasado, o el café en algunas personas con capacidades diferentes.
Lo que en definitiva está en duda es si la legalización de la cannabis será la piedra filosofal en el combate a los carteles de la droga, cuando las metanfetaminas y todo tipo de derivación sintética, solventes, mas el alcohol, son parte muy importante del mercado.
La trampa está en el tiempo de debate que puede consumir un tema tan polarizado. Los Congresos y la Asamblea Legislativa deberán ponderar en su lista de prioridades los días y las horas destinadas a este tema frente a otros. El tiempo es un elemento irrecuperable y debe tratarse como tal. Es muy fácil caer en la trampa, los temas de impacto, son un recurso recurrente al arranque de las legislaturas en la Asamblea, como lo fue el aborto, las adopciones de infantes por parejas del mismo sexo y eutanasia, en los que las bancadas del PAN y el PRI se atrapan, desplazando algunos de los cánceres urbanos que requieren atención inmediata.
Muy distante se ve la legalización de la marihuana en la jerarquía de urgencias del ciudadano común, ese que dedica horas para transportarse, el que sufre la violenta impunidad del transporte público, la agresión citadina, la escasez de agua, la corrupción, la inseguridad, la infame territorialidad de los franeleros, los estacionamientos arbitrarios de peseros que ahorcan las vías públicas, y proliferación del comercio ambulante, por citar algunos.
¿Podría la legalización de la marihuana, que en la última encuesta de adicciones reportó que un 1.5% de la población de entre 12 y 65 años la consumió alguna vez en el 2011 –ojo, no son consumidores regulares-, desplazar alguna de estas urgencias..? ¡Por favor..!
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