Hugo Páez
Se retira como antihéroe en busca de refugio en la universidad de Harvard. Después del clímax en el 2000, el fracaso del PAN en el 2012 destierra a Felipe Calderón de la clasificación que definiera a los héroes de la retirada, el poeta y ensayista alemán Hanz Magnus Enzensberguer: son profesionales del desmontaje y la negociación, pero al final tienen éxito. Y ni pensar en el héroe clásico, el del triunfo y la conquista, el que preserva nítidos sus principios*.
Desde los datos adversos de las primeras encuestas que revelaban a Calderón que entregaría el poder al PRI, apareció la necesidad de buscar una nueva salida de emergencia que le garantizara seguridad.
Harvard fue trabajada poco a poco, no es la repentina oferta que nos muestra Presidencia de la República en un comunicado. Primero se alargó la respuesta y después apareció la mano amiga.
Las universidades norteamericanas son la puerta de emergencia para los ex presidentes afines a la política internacional de Estados Unidos. Son evidentes las huellas del Departamento de Estado en la petición - invitación a Felipe Calderón Hinojosa, con el pretexto de impartir alguna cátedra y dar conferencias en un pool de ex mandatarios, pero en realidad es el refugio obligado ahora que verá reducido drásticamente el blindaje faraónico del Ejército que durante años provocó molestias y caos, días antes de su paso.
Gobernadores y alcaldes importantes la pensaban dos veces antes de invitar a Felipe Calderón a algún evento o inauguración; los operativos paralizaban la vida cotidiana ante el peligro inminente de un atentado.
El propio Calderón lo reveló en agosto en una reunión en Los Pinos en su cumpleaños 50 ante un grupo de 300 personas. Comentó que a principios del sexenio: “Determiné realizar el viaje en medio de un dispositivo muy amplio de seguridad. Antes de ello, grabé un mensaje para mis hijos en el que les aseguraba que en caso de ocurrirme algo debían de tener la certeza de que su padre estaba cumpliendo las tareas que creía necesarias".
Se va también sin rendir cuentas a su partido, con la frustrada intentona de repartir culpas que lo dejaran ligero de carga.
No resultó, al final del sexenio la mayoría de los Consejeros de Acción Nacional y Gustavo Madero le negaron la Asamblea Extraordinaria en la que usualmente efervescen los ánimos en el Palacio de los Deportes hasta formar el vapor cálido que se condensa en la cúpula para convertirse en gotas de la victoria que los baña en sus propias alabanzas.
Así de poética fue la bienvenida a Felipe de Jesús que le organizó el entonces presidente del partido Manuel Espino en ese recinto. Lejos quedaron esos ayeres, defenestrados por la oligarquía del calderonismo soberbio, incapaz de reconciliar e incluir la diversidad de posiciones.
Vicente Fox estará ahí para referirle la diametral diferencia entre poder transitar por su país con la mínima protección y sin el reclamo público, y el autoexilio en Harvard.
Ayer se despidió Calderón en cadena nacional, hoy estará en el banquillo de los acusados en el Senado el cerebro de la lucha contra el crimen organizado: Genaro García Luna, acusado por la dudosa credibilidad del capo Edgar Valdez “La Barbie”, pero que obligará a la PGR a iniciarle una averiguación previa que recaerá en el nuevo titular, ya sin las empatias de pertenecer a un mismo equipo.
Harvard es una universidad, un refugio o un exilio. Lo dirá el tiempo.
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* Cita del libro Anatomía de un Instante de Javier Cercas
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