Hugo Páez
Ahí está. La confederación de partidos políticos con una oferta de candidatos ignorantes y de bajo nivel cultural, insaculados por los partidos que negaron desde su cofradía en el Congreso la entrada a candidaturas ciudadanas, independientes.
Juega a favor de los ciudadanos las presiones que poco a poco lograrán abrir esos espacios a los que se resistieron a bailar al son de las burocracias de los partidos. Tres casos claros: Juan Ramón de la Fuente, Jorge Castañeda y Manuel Clouthier Carrillo.
El hijo del “Maquío” fue vetado por el CEN del PAN la semana pasada. No podrá buscar un escaño en el Senado por el partido por el cual luchó su padre hasta la muerte. La bravura del diputado federal y los decibeles de su crítica al Presidente de la República, enfurecen al gobierno federal y a la burocracia central del partido, sin que haya argumento que lo refute.
Manuel dio una conferencia de prensa el fin de semana para definir su posición frente al veto: irá a tribunales a apelar su derecho.
En la renovación del Congreso en el 2009, Cesar Nava buscó a Clouthier Carrillo para ocupar un escaño en la Cámara de Diputados -cuando menos eso me dijo el particular del presidente-; extrañamente son dos personalidades diametralmente opuestas: el libre pensamiento sin adjetivos, frente a la sumisión utilitaria. Obviamente la relación no resultó como pensó la bancada del PAN.
El hijo del Maquio se describió como los toros de lidia: mientras mas los pican mas embisten.
No quiero imaginar al crítico que se echará a cuestas Felipe Calderón en el último tramo de su sexenio; la puerta de salida está entreabierta y pocos serán sus defensores. La voz del sinaloense retumbó el fin de semana: "Una cosa sabe hacer bien Calderón: enemigos".
En esta legislatura, los argumentos convenencieros de los partidos para rechazar las candidaturas ciudadanas iban desde la filtración de algún candidato favorable al crimen organizado, hasta el crecimiento incontrolable de candidatos. Nada que no pueda resolverse con una adecuada regulación; sin embargo atrás de la resistencia está el temor a que la oferta de los partidos fuera desplazada por las candidaturas independientes.
En estos momentos de resbalones, tropezones e ignorancias de los precandidatos, el temor le da la razón a los partidos. Los ciudadanos independientes seguramente desplazarían a los oficiales de los partidos.
Imaginemos el caso de Jorge Castañeda o Juan Ramón de la Fuente. El último seguramente podría desplazar al candidato de izquierda, el universo clientelar donde se mueve el ex rector de la UNAM y López Obrador; no hablo de la tontería al ignorar el precio del boleto del Metro, ya que ni siquiera se lo preguntaron, fue parte de su discurso; sino por las metas ridículas que hablan de arreglar los problemas del país en seis meses, y el discurso engañabobos del amor.
En estos momentos somos rehenes de 5 candidatos. No habrá demostración de ignorancia, incultura e incompetencia, que los saque de la contienda; y por supuesto ninguna otra opción a quien confiarle las riendas del país.
Indudablemente es necesario revisar la ley electoral y los tiempos. No podemos darnos cuenta a destiempo de las carencias y los peligros de una oferta descalificada, y en un levantón de hombros, resignáramos a votar por los que están, obligados por una ley intencionalmente podrida para protección de los partidos.
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