Hugo Páez
El absurdo de la reforma electoral obligará a los partidos políticos al uso de artificios, será el caso del PRI si Manlio Fabio Beltrones no se registra como un segundo precandidato, o del PRD y PT si Marcelo Ebrard Casaubón y Andrés Manuel López Obrador deciden ir por separado.
Por ejemplo, la ley obligaría a Enrique Peña Nieto a bajar la guardia hasta abril si nadie mas se registra como precandidato en su partido, por lo tanto, no podrá hacer campaña interna y estaría relegado en los medios de comunicación en plena efervescencia entre precandidatos de otros partidos. Lo mismo pasaría con Marcelo y Andrés Manuel, a diferencia del PAN en donde se ve la permanencia de al menos dos candidatos hasta el fina de la contienda.
El diseño de la ley es tan malo que con registrar a un segundo precandidato simulador, que haría las veces de esquirol se acaba el problema. Los legisladores que impulsaron esta reforma dirán que el objetivo es ahorrar recursos cuando un candidato no tiene porque hacer campaña interna para convencer a su militancia si no tiene contrincante. Pero todos sabemos que las campañas internas tienen un importante impacto mediático al exterior de su ámbito partidista, por lo tanto, renunciar a ello implica una clara desventaja. Cosa que no va a suceder y optarán por la simulación, a menos que se trate de algún partido pequeño que lo que menos le importa es tirar su presupuesto asignado.
De existir un mecanismo con fundamentos legales para probar simulación con la aparición de un segundo precandidato, el Instituto Federal Electoral podría acusar de fraude al partido que lo registrara, sin embargo, está probado que los dientes del IFE funcionan cuando no se trata de partidos a los que los Consejeros mantienen pertenencia y obediencia. En este escenario la simulación está garantizada para las precampañas aun cuando la realidad diga lo contrario.
Tiene razón Leonardo Valdés Zurita cuando afirma que el IFE solo aplica las leyes que fueron aprobadas en el Congreso, las mas recientes en el 2007, sin embargo el Instituto contribuyó a fomentar una atmósfera de sobrerregulación absurda con mecanismos que fácilmente pueden ser burlados, o tal vez es a propósito la porosidad de la prohibición de precampañas con candidato único, con la intención de brincarla fácilmente, a diferencia de la reforma que prohíbe la compra de publicidad por particulares, ONG´s o empresas para exhibir lo malo o lo bueno de los candidatos, una regla que le embona a la perfección a todos aquellos políticos con historial negro, por cierto, muchos de los cuales habitan en las dos Cámaras y diseñaron la reforma electoral como un traje a la medida.
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