Hugo Páez
Con cara de rudo, Ernesto Cordero dio una entrevista a Joaquín López Dóriga en el Noticiero de Televisa.
Alguien le dijo al ex Secretario de Hacienda que debía dejar la imagen de joven tecnócrata, de yuppy del PAN, para endurecer su posición frente al PRI que muestra musculo, experiencia y un conglomerado de Rex, velociraptores, diplodocus y branquisaurios que hacen ver que en la evolución democrática Acción Nacional no sobrevivió a los problemas y metieron al país en esa “viscosa miasma”, parafraseando a la cadete Evelyn Zárate Blanco, apostada en el monumento a los Héroes de Chapultepec dirigiendo la artillería poética contra todos aquellos que se niegan a ver los grandes logros de Felipe Calderón en carreteras, hospitales, escuelas “como nunca antes habían existido en México”, tal vez para empatar la cifra de los 50 mil mexicanos muertos en la lucha contra el crimen “como nunca antes habían existido en México”.
Seguramente los asesores le dijeron en corto a Ernesto: “tienes fama de chavo bueno, inteligente, noble, pero en estos momentos el país necesita un duro… no pongas esos ojotes de Gato de Shrek que inspiran ternura”.
La estrategia del PRI se basa en la nostalgia por el pasado, que por mas carga negativa de gobiernos acusados de corrupción eran mejor que los gobierno del PAN. Cordero va por en enfrentamiento y revivir la memoria de una gran parte de la población que en el 2012 eran adolescentes cuando el tricolor fue sacado de Los Pinos.
En el aniversario del PAN Cordero fue muy enfático al advertir que México se encuentra en una encrucijada donde hay quienes se frotan las manos por el retorno de la simulación, la corrupción y los caudillos.
Comparado con Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel Miranda el discurso va directo contra la parte medular que provocó la derrota del PRI en el año 2000. Los otros aspirantes de Acción Nacional no acabaron de enfrentar a la oposición con la sorpresiva estridencia de Cordero, tal vez les faltan los puntales del gobierno federal, la información que maneja y la estrategia de fondo que promete entre líneas golpear a cabezas visibles del priismo como lo hace con el presidente del partido Humberto Moreira, el ex gobernador de Puebla Mario Marín y el de Oaxaca Ulises Ruiz.
No sería extraño que una vez fuera del gobierno del Estado de México surgiera información explosiva contra Enrique Peña Nieto y metiera a Eruviel Ávila en una encrucijada que pondría a prueba su lealtad.
Los indicadores son claros, y las variables que juegan en la operación de una gubernatura durante seis años, difíciles de controlar en su totalidad. Dicho de otra manera, es casi imposible que no queden cabos sueltos que puedan ser utilizados en ataque mediáticos.
Pero en estos momentos, Ernesto se ve forzado a actuar como el malo de la película, no le creo, aun es un personaje ficticio, como el Ernesto de la excelente obra de Oscar Wilde "La importancia de llamarse Ernesto". A marchas forzadas tendrá que adoptar la personalidad a los niveles pugilísticos de Andres Manuel López Obrador, y convencernos de que Felipe Calderón no falló… que los 50 mil mexicanos muertos en la lucha contra el crimen eran bioquímicamente delincuentes y no jóvenes orillados por las circunstancias y/o la falta de oportunidades. O que esa falta de resignación para vivir con míseros 6 mil pesos mensuales por familia los envió a la muerte.
Endurecer, parece la única opción, pero esa fórmula no le funciona a Manlio Fabio Beltrones que va a atrás de Enrique Peña años luz. El gobernador del Estado de México tiene la imagen del hermano exitoso, a diferencia de la de padre duro, de Beltrones, que nos hace asumir una realidad molesta.
Pero la diferencia de trincheras obliga a Ernesto –como lo llaman en slogans y carteles que ponen frente al atril de sus discursos- a tomar posiciones distintas para contrarrestar la imagen de niño bonito que funciona mucho mas de lo que los presuntos estadistas quisieran. Es la era de la percepción, de la mercadotecnia que vende “look” y santifica la cultura física, el spinning y el gim, mas allá de su justificación utilitaria, hasta el delirio de arrancarse la grasa con liposucciones, quitarse lo feo, meterse bolsas de silicona en los senos y redireccionar la grasa abdominal a las nalgas.
Tal vez la escasez de puntos en las encuestas lo obligaron a girar a paso veloz los 180 grados que lo llevarán primero a vencer a Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel Miranda, y posteriormente a Enrique Peña Nieto, Marcelo Ebrard y/o Andrés Manuel López Obrador.
Para consolidar la imagen de duro, Ernesto Cordero arriesgó al declarar que invitaría a colaborar con él a Genaro García Luna si ganaba la presidencia, en una especie de continuidad de la Secretaría de Seguridad Pública, sin embargo esa revelación aumentará la sospecha en otros candidatos de que Genaro hará lo posible por el triunfo de Ernesto, aun cuando candidatos de otros partidos lo reconocen en corto. Genaro les inspira confianza profesional, su bajo perfil y capacidad de seguir adelante a pesar de una estructura policiaca propensa a la corrupción, demuestra que puede limpiar la mugre a paso lento pero firme.
Cordero marca la pauta del ambiente electoral en el 2012, muy diferente a las dos anteriores en la era de los organismos y los resultados democráticos. En el 2000 se demostró que es posible la alternancia sin violencia, en el 2006 la seguridad pública jugó un papel menor, frente a la conjunción de esfuerzos –incluyendo una participación muy importante de medios de comunicación- para evitar que un candidato de izquierda tomara el poder. Ahora la seguridad pública lo es todo, el Ejército y la Marina van del lado del Presidente –lo vimos en el discurso del martes en Chapaultepec- y, por lo tanto, a un flanco de Cordero, que por el momento va cuesta arriba, pero no por mucho tiempo, vamos a ver la importancia de llamarse Ernesto.
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