Hugo Páez
Sin descartar una estrategia de prueba y reacción, Luisa María Calderón inesperadamente puso en la mesa una posible alianza PAN – PRD para el 2012, y de inmediato provocó rechazos en el PRI.
Desde esta perspectiva, el golpe funcionó como una posición a futuro que se negará repetir el fracaso de la coalición en el Estado de México, a partir del cual le permitió al PRI navegar por aguas mansas con Eruviel Ávila al timón y Enrique peña Nieto con la mirada puesta en el 2012. Llegaron con amplio margen al día de la elección y consolidaron la precandidatura presidencial.
El PAN y el PRD de los Chuchos no perdonan Andrés Manuel López Obrador y Alejandro Encinas el haber dinamitado cualquier posibilidad de triunfo conjunto, sobre todo después del triunfo de la coalición en Guerrero con ángel Heladio Aguirre, pero todo terminó en julio con una derrota histórica para Encinas y el panista Luis Felipe Bravo Mena. El ex coordinador parlamentario perdió toda posibilidad moral de reclamarle de nuevo la batuta parlamentaria en la Cámara de Diputados al joven legislador Armando Ríos Piter, identificado con el Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard Casaubón.
Luisa María “Cocoa” Calderón desde inicios de su carrera política se construyó con independencia y agenda propia, al grado que sus declaraciones y desencuentros con figuras del panismo como Diego Fernández de Cevallos abonaron problemas a su hermano en la coordinación del PAN en San Lázaro y posteriormente en Los Pinos. Con esa imagen de rebeldía es la figura ideal para promover una alianza con el PRD ya que en estricto sentido no representa la voz del presidente, pero a la vez nadie la cree distante.
Este ambivalismo funciona en la praxis, provoca la guerra de nervios entre López Obrador, que mantiene secuestrados a los pequeños partidos de izquierda, y el PRI que sufrió las derrotas de Sinaloa, Oaxaca y Guerrero bajo este esquema.
Aun cuando en política las casualidades no existen, es difícil concebir que la postura de Luisa María fue empatada con la agenda de arranque de campaña de Marcelo Ebrard Casaubón, quien desde inicios de un largo fin de semana arrastra el informe en la Asamblea Legislativa y medios de comunicación, para culminar en un acto masivo en el Auditorio Nacional con la presentación del proyecto de nación en el 2012.
Pero la zanahoria que pone Cocoa en el ámbito nacional tiene otro destinatario en el local, tal vez apurada por la última encuesta del periódico Reforma que la ubica en tercer lugar, por abajo del priista Fausto Vallejo con 8 puntos y del perredista Silvano Aureoles. Nada del otro mundo, sin embargo implica un retroceso del PAN en Michoacán, que a estas alturas de la campaña debería tener una cómoda ventaja apuntalada por las visitas de su hermano Felipe quien prometió reducir sus viajes al estado para evitar influir en la elección, pero al fin de cuentas regresó a los pocos días.
Al parecer las encuestas empujan a Luisa María a unir fuerzas con el candidato del PRD Silvano Aureoles Conejo para evitar el regreso del PRI a la gubernatura, una contienda electoral que se contruyó en el ánimo de los partidos como la antesala del 2012.
La zanahoria nacional atraería a este Conejo local como un acuerdo de intención para posteriormente avanzar a un proyecto nacional y así evitar el regreso del PRI a Los Pinos.
Enrique Peña Nieto de inmediato bateó la bola ensalivada de Luisa María, poniendo la alianza en el contexto histórico del Estado de México que en el 2009 concretó la firma de un acuerdo de no alianza PAN – PRD que fue roto por Cesar Nava y provocó la protesta iracunda del entonces Secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont, acción que lo impulsó a presentar su renuncia al partido Acción Nacional sin dejar Segob. Hasta la fecha permanece afuera del partido.
El aspirante presidencial puntero acusó el martes del presidente Felipe Calderón de ser el principal obstáculo para el avance de las reformas de ley en el Congreso de la Unión, a causa de haber incumplido el acuerdo de no alianza en el Estado de México, ese que al final de cuentas no se concretó por el activismo de López Obrador que envió al matadero a Encinas y Bravo Mena, pero que indudablemente provocó nervios en el PRI mexiquense, ya que exigió el acuerdo por escrito, signado por la presidenta del PRI Beatriz Paredes, el Secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont, el presidente del PAN Cesar Nava y el secretario de gobierno del estado.
La importancia del documento fue de tal magnitud que un error en la redacción provocó un nuevo documento y las segundas firmas de los involucrados. El secreto se conservó durante meses y salió a luz pública cuando el PAN empezó a concretar alianzas “antinatura”, como las llamó Manlio Fabio Beltrones.
Toda la operación de Cesar Nava y la tragadera de sapos que lo llevaron a ganar 4 de once elecciones le valió la filtración de una adquisición de un departamento en la colonia Polanco, valuado en mas de 20 millones de pesos que difundió con gran cobertura la televisión, poco antes de contraer matrimonio con la cantante Patricia Siervent “Patylu”, en el piso 51 de la Torre Mayor.
El entonces presidente del PAN pagó las consecuencias y hasta el momento no logra revertir los efectos negativos de una compra que trató de disfrazar con un precio mucho menor al valor comercial del inmueble.
A la firma del acuerdo de no alianza PAN – PRD en el Estado de México, y en otros estados que no llegó a documentarse, Enrique Peña Nieto distaba de aparecer en las encuestas con la ventaja actual. En estos momentos, en todas las combinaciones posibles se llevaría la presidencia de la república por amplio margen, por lo tanto, si antes la alianza o coalición parecía deseable, ahora es quizá el único camino para hacer competente una contienda contra el PRI.
La crudeza de los números obligan al PAN a buscar desesperadamente vías que le permitan continuidad en el proyecto. La posición de la hermana del presidente de la república es una voz autorizada dentro del panismo nacional, no solo el de Michoacán, sobre todo después de las incursiones dialécticas de su hermano Felipe Calderón que ha puesto en la balanza la posibilidad de que el PAN acepte un candidato ciudadano, o de otro partido.
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