Hugo Páez
En el marco de la declinación de Javier Lozano, a todas luces a favor de Ernesto Cordero, se espera un segundo golpe estratégico de Santiago Creel Miranda en la carrera por la candidatura del PAN a la Presidencia de la República, y promete ser mas fuerte que la petición de licencia al Senado.
Se trata de un grupo de funcionarios y personajes importantes del panismo que le darán apoyo público, y probablemente supere a la carta que publicó el grupo Unidos con Ernesto.
Santiago no lucha por el rating, ni por avanzar en las encuestas, pelea contra el aparato del gobierno federal, que, según sus allegados, está desbocado a favor del Secretario de Hacienda ofreciendo seguridad en los trabajos, y puestos a los que no los tienen. Una operación hormiga de convencimiento ya que se trata de un universo de votantes superior al millón y medio de militantes activos y adherentes que sufragarán en febrero del 2012.
Nada fácil, aún en el supuesto de que el aparato gubernamental mueva todas sus piezas. La elección será diferente que la del 2006, la ley electoral restringe ahora las votaciones para que el partido las realice en un mismo día. Seis años atrás fueron grupos de estados los que sufragaron en diferentes días, sin embargo para el Instituto Federal Electoral este método contamina el proceso ya que los primeros resultados influyen en los sectores faltantes de sufragar, tesis comprobada en la votación interna del PAN en la que a medios comicios los aspirantes fueron declinando. Sería equivalente a un proceso en el que hora a hora se fueran publicando los resultados y al mediodía los candidatos perdedores se retiraran en beneficio de otro, por lo tanto, el universo faltante lo tomaría en cuenta para la toma de decisiones.
Creel ha declarado públicamente que quiere ser el candidato del presidente Felipe Caderón; una estrategia llena de ironía que lo sitúae aún mas a la izquierda en el umbral de los inconformes. Un gobierno y un presidente mal evaluados, según las encuestas, no sirve como proyecto de nadie, seguramente en un probable debate con Ernesto Cordero y/o Alonso Lujambio la posición de Creel será mucho más cómoda que la de los miembros del gabinete, quienes, quieran o no, representan la continuidad de los programas de Felipe Calderón.
En esta posición el senador con licencia podrá retomar lo mejor del gobierno federal que es mucho, pero podrá rechazar lo que no funciona, como el método en la lucha contra el crimen organizado que arroja mas de 45 mil muertes dolosas, además de los programas para el combate a la pobreza que no levanta los índices y la lucha antimonopolios que nunca se dio con eficiencia.
Desde esta perspectiva, la posición de Creel supera a la de Josefina Vázquez Mota quien ocupó la Secretaría de Educación Pública con magros resultados, y en la campaña del 2005 - 2006 se declaró totalmente calderonista.
El candidato del PAN, cualquiera que sea, no podrá negar responsabilidad en los errores de sus dos sexenios, sin embargo, en la distancia que se haya tomado de él, estará la fuerza de sus argumentos para vender la idea del cambio, ese será el kernel central en las campañas del PRI y el PRD contra el PAN, la promesa de arreglar todo lo que no pudieron Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón Hinojosa. En ese terreno, tanto Ernesto Cordero como Alonso Lujambio tendrán menos elementos para combatir a sus enemigos políticos.
Todavía falta ver los golpes que dará el gobierno federal. Se antoja que ante el fracaso mediático de las persecuciones políticas que no han llegado a nada, como el michoacanazo, la frustrante búsqueda de Julio Cesar Godoy y el fallido intento por encarcelar a Jorge Hank Rhon, las autoridades de seguridad pública darán golpes mas certeros, despejados de toda sospecha y sobre todo contra los peces gordos de la política.
Atrapar a un ex gobernador del PRI o el PRD hasta el momento es una utopía. El propio Calderón dijo frente a Javier Sicilia que no tenía pruebas ni siquiera para encarcelar a los jueces corruptos de los que “él sabía reciben dinero del crimen organizado”. Sería ingenuo pensar que si no hay elementos contra jueces, menos los habrá contra gobernadores, a menos de que alguno haya cometido un gran descuido, pero eso aún está por verse.
Como todos los partidos, el PAN va por la unidad, y eso se logra solo con el convencimiento. Como puntero, Santiago está en la posición de persuadir al Felipe Calderón y los seis aspirantes a llevarlo a la candidatura. Ernesto Cordero es la clave como el hombre mas cercano a Felipe Calderon. Debe decidir si va hasta el final de la contienda o se convierte en el factor de unidad, mas allá de los deseos del presidente de la república quien no deja de verlo como la opción alterna de Juan Camilo Mouriño, pero esos mismos cariños de amigo suelen influir y alejan la objetividad en los juicios.
Difícilmente se puede encontrar una opinión negativa de Ernesto Cordero, fuera de las interesadas en quitarlo de la contienda presidencial. Los errores mediáticos del Secretario de Hacienda son opiniones confusas que en su momento no tuvo pelos en la lengua para admitirlas, es el caso de los 6 mil pesos mensuales o el abatimiento a la pobreza.
Mas que los ánimos situados en otras mentes, Cordero conoce sus posibilidades y hasta donde puede llegar, concentra las empatías de la parte mas importante del gobierno federal y eso le da una posición privilegiada. Puede ser el gran perdedor ya que muy pocos lo sitúan como el hombre que puede mantener la continuidad del PAN en en el gobierno federal, o puede ser la cabeza fría en su partido que termine con la avalancha de errores, aun contra su objetivo de llegar a la presidencia.
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