Hugo Páez
Paradógico que en el estreno del nuevo reciento del Senado, con toda la grandilocuencia, le den la espalda a la verdaderas exigencias ciudadanas.
He escuchado a menudo que la reducción de las plurinominales en la Cámara de Diputados y de Senadores significa un ahorro muy pequeño en el presupuesto. Las propuestas en este sentido hablan de bajar cien diputados y 32 senadores a los 500 y 128, de los cuales 200 y 64 son plurinominales.
Pues bién, mas allá del ahorro, la reducción mandaría un mensaje de democracia “no queremos que nos gobiernen quienes no fueron electos por voto directo”, y estoy hablando que de los seis hombres mas influyentes del PRI, PAN y PRD, los coordinadores parlamentarios de las dos cámaras, ninguno fue electo por voto directo, Josefina Vázquez Mota, Francisco Rojas, Alejandro Encinas (licencia), Manlio Fabio Beltrones, Carlos Navarrete y José González Morfín.
La Reforma Política que virtualmente está concensada en el Senado no incluye beneficios a la democracia como la reducción del Congreso, las candidaturas ciudadanas ni la segunda vuelta electoral, sin embargo se acordó la reelección de diputados y senadores pasando el próximo periodo electoral, por lo tanto el acuerdo de la federación de partidos fue para beneficiarse mutuamente.
Está claro que las candidaturas ciudadanas van contra sus intereses cófrades, contra la franquicia de partido que se arroga el derecho de registrar candidatos a alcaldes, gobernadores, diputados, senadores y presidente de la república.
Mas claro aún que la eliminación de las plurinominales reduciría el poder de las nomenklaturas y obligaría a los notables de los partidos a exponerse a la votación directa. Seguramente la geografía de las dos Cámaras sería muy diferente sin plurinominales, o solo con la mitad, como se pretendió en la primera iniciativa rechazada.
En las antípodas de estos dos requerimientos ciudadanos simples y claros se encuentra la reelección de legisladores que será aprobada con el ingrediente “ético” de que tendrá efectos a partir del 2015 para diputados y 2018 para senadores, por lo tanto, para la próxima elección en los dos tipos de legisladores no opera la reelección sino una posterior.
Por otro lado, las reformas de seguridad se parcharon tanto que quedaron sin la fuerza necesaria para avanzar en el cobate al crimen organizado, una prueba de ello es la resistencia a la Cedula de Identidad, la bancada del PRI a través del diputado Canek Vázquez en consonancia con el Partido Verde construyen obstáculos a partir de planteamientos deformes, paranoides y absurdos frente al caos que provoca el no tenerla, el verdadero propósito del sabotaje es evitar un “probable” uso electoral de la base de datos, disfrazado de una defensa a la privacidad y protección de identidad contra el crimen organizado.
Indudablemente la frustración de Felipe Calderón en esta materia de seguridad provocó el martes el “Ya Basta” del presidente durante una comida con empresarios. Calderón rechazó, visiblemente molesto, que, con el pretexto de procurar la seguridad y la paz para la población, sean atacados el gobierno y sus fuerzas del orden .
El Presidente pareció reaccionar a las manifestaciones públicas realizadas la semana pasada en una veintena de ciudades del País, que bajo el grito de “Ya basta” y “Estamos hasta la madre” acompañaron las protestas catalizadas por la muerte de Juan Francisco Sicilia y de seis personas más en Temixco, Morelos: “Lo que está afectando a las familias mexicanas es la delincuencia organizada, grande o pequeña: desde el que roba la bolsa a una señora hasta el que secuestra a un empresario o al que mata a un migrante. Son delincuentes, son criminales y son enemigos de México. “¡A ellos hay que frenarlos, a ellos hay que condenarlos (y) hacia ellos debe ir un ‘ya basta’ colectivo y nacional. ¡Ya basta a los criminales!”.
Calderón aseguró que la coyuntura no debe dar lugar a equívocos o confusiones: “No debemos confundirnos: ellos son los enemigos, los que secuestran y asesinan, no los que combaten a quien secuestra y asesina. Ellos son los enemigos: los que asaltan, roban y envenenan a los jóvenes, no quienes los combaten”, y agregó “El enemigo está ahí, en la delincuencia, en la delincuencia común y en la delincuencia organizada. Y por eso debemos hacerle un frente común también. Porque no debe escudarse, precisamente, en el deseo político de atacar a una u otra instancia de Gobierno, al Gobierno Federal o a las Fuerzas Armadas, el propósito político de atacarlas con el deseo de la sociedad de tener seguridad y tener la paz.”
Señaló la necesidad de que hay de reconstruir las instituciones de seguridad pública y sugirió inclusive que la sociedad se ocupe de tomar el poder, la autoridad y la supervisión de esos cuerpos, para que la rendición de cuentas pase por ahí y la sociedad sepa cuántos elementos han hecho exámenes de control de confianza y quienes son los mandos confiables.
Felipe Calderón no fue a la inauguración de la Cámara de Senadores, envió un mensaje erroneo en tiempos que exigen unidad y armonía entre poderes. El pretexto fue totalmente irrelevante: problemas de agenda e invitación de última hora, cuando en realidad le corrieron la cortesía un grupo de senadores una semana antes en Los Pinos.
En México la guerra va mas allá del crimen organizado, los poderes también están enfrentados en una contienda de reclamos y culpas que pintan un panorama desesperanzador para la solución de problemas. Todos son protagonistas y todos quieren ganar, pero hablamos de una superficie muy delgada que comprende a un puñado de mexicanos, abajo están los 112 millones que dicen “Ya basta”, aunque moleste al presidente.
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