Hugo Páez
La insistencia de Felipe Calderon para meter al juego panista a un candidato externo provocó urticaria en los grupos que impulsan a los aspirantes a la presidencia de la república. Aun cuando no sean 10 las propuestas serías, como dice Gustavo Madero, cuando menos 6 proyectos tienen el objetivo puesto en el 2012.
La postura del presidente Calderón va mas allá de postulados generales que hablan de una apertura democrática donde caben los mejores, aun cuando no militen en las filas de su partido. Pero también habla de cierta cautela al medir la altura de sus probables que no se cansan de levantar la mano para llamar la atención, los nombres mas visibles: Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel Miranda, Ernesto Cordero, Alonso Lujambio, Heriberto Félix Guerra y Javier Lozano Alarcón.
La posibilidad de un candidato externo, que en esta última declaración de Calderón agrega la posibilidad de provenir de otro partido, tiene cara de alianza, aún cuando Gustavo Madero intentó apagar el domingo, el hervidero que provocó la “recomendación” del primer panista del país el sábado, en el Consejo Nacional.
Ni el PRI ni los partidos de la izquierda encabezados por el PRD hablan de candidatos externos, salvo por un nombre: Juan Ramón de la Fuente. El ex rector de la UNAM acumuló capital político y extrañamente trata de convencer que no será candidato a nada.
Si Felipe Calderón está pensando en un externo ciudadano amplía el espectro, en el que se debe incluir a Juan Ramón de la Fuente, si abre la posibilidad a un militante de otro partido se mete en aguas profundas y emergen nombres ineludibles como Marcelo Ebrard Casaubón.
Con el avance del reloj electoral comprobaremos el antipriismo del PAN, ese que prefiere formulas amargas de éxito antes de cederle el poder al PRI. Las palabras de Calderón en el Consejo Nacional fueron muy claras “Habra quienes apuesten a la amnesia y al olvido. Nos toca recordar el pasado del cual logramos salir”. Una línea de campaña necesaria para mantener vivo en la población y mostrar a los menores de 25 años, lo “malo” del PRI, ya que en el 2012 ese sector de población tendría 13 o menos años cuando el tricolor salió de Los Pinos.
Calderón no tiene opciones, no puede regresarle la presidencia al PRI. Su fracaso histórico sería brutal, aun cuando conserve las formas de arbitro imparcial, y aún cuando realmente lo haga. Preferible, en la lógica panista, una extraña alianza, que una terrible derrota.
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