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martes, 10 de agosto de 2010

No funcionó inteligencia de SSP en el motín de Juárez

Hugo Páez

El presidente Felipe Calderón todavía debe estar pensando como es que una institución con el mayor presupuesto para inteligencia, la Secretaría de Seguridad Pública Federal, no sabia el motín de cerca de 300 policías federales en la ciudad mas emblemática del crimen organizado: Juárez.
Frustrante debió ser el espectáculo para un presidente que convocó a dialogar a los sectores más representativos de la sociedad en el tema de seguridad pública. Frustrante porque intentó repartir responsabilidades a medios de comunicación, sociedad civil, iglesia y aún falta la visita de los coordinadores parlamentarios de los partidos representados en el Congreso.
La voluntad de todos los sectores, cuando menos en el diálogo, estuvo presente. Fotografías e imágenes en medios electrónicos mostraron a Calderón fatigado, muy molesto por el largo camino que falta recorrer. En el mea culpa centró la autocrítica en la falta de pericia para comunicar los logros contra el crimen, y hacia fuera, apuntó el reclamo al poder judicial, jueces corruptos en concreto, y a la falta de comprensión de los medios de comunicación a los que invitó a no hacer apología del delito.
La vergüenza debió ser extrema cuando los muchachos de Genaro García Luna, encapuchados y en franca indisciplina se comportaron como delincuentes amotinados en un penal, en una ciudad que es etiquetada a nivel internacional como la mas peligrosa del mundo, y que en el ánimo del presidente Calderón destinó recursos per cápita como ninguna otra entidad. El gabinete de seguridad se trasladó a Juárez en varias ocasiones, se implementó un programa con 160 compromisos llamado “Todos somos Juárez” y aún con la inseguridad galopante, el partido del presidente no pudo quitarle la gubernatura al PRI el 4 de julio.
Una Policía Federal que permite madurar durante meses infecciones tan graves, capaz de estallarlas en los medios de comunicación, habla de una profunda incapacidad para supervisar su operación interna. No hay pretextos, una organización con estructura de inteligencia que no sabe lo que pasa en sus entrañas, no sirve.
Peor aún, el espectáculo sabatino en Juárez con Salomón Alarcón “El Chamán”, jefe del agrupamiento de las fuerzas federales secuestrado por su propios compañeros policías, es para poner los pelos de punta y replantear la distribución de fuerzas del presidente Calderón para hacerle frente al crimen organizado.

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