Hugo Páez
Frente a un impresionante muestra de músculo electoral priista, Cesar Nava aparece relativamente solitario en los estados que se disputan la gubernatura el 4 de julio.
Escenas impensables tres años atrás, grandes yerros provocaron fuertes fisuras en el partido del gobierno, dividido en grupos agraviados por la exclusión. Algunos funcionarios del gobierno y el partido, prometen ser señalados como delincuentes de cuello blanco. Centraron su primer objetivo en asegurar finanzas personales, aun a costa de la continuidad sexenal del PAN en Los Pinos.
El fin de semana reveló un impresionante contraste de posiciones. En Culiacán Francisco Rojas, sin titubeos, aseguró que ganarán todas la gubernaturas en juego; Nava se conforma con tres, una dantesca tercera parte que algunos califican de optimista, otros de realista, pero en realidad es una meta diseñada para convertir en triunfo el fracaso, al perder la mayoría de las gubernaturas en juego, con el propósito de asegurar su continuidad en el partido. Realismo brutal a nueve años de distancia en que el Acción Nacional cambió la historia de México, y parecía que México podría tomar un nuevo rumbo.
Las encuestas apuntan al pronóstico del PAN, sin embargo el PRI rearmó una estructura electoral que permite cambiarlos en el llamado día “D”, el de la elección, ahí se pone en marcha una operación de acarreos, “renta” de credenciales de elector en zonas de votación adversa, inmovilidad de oponentes, etcétera.
El 4 de julio será un parteaguas. En el PRI se definirán refuerzos o debilidades en los grupos encabezados por Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones y Beatriz Paredes Rangel. En el PAN y PRD los acomodos servirán para quitarle o meter octanaje a Felipe Calderón y los Chuchos para imponer candidato presidencial.
A diferencia de la cargada priista, gobernadores del PAN y funcionarios federales dejan solo a Cesar Nava con sus candidatos. El capital político de Heriberto Félix Guerra en Sinaloa está subutilizado, perdió por menos de dos puntos con el gobernador priista Jesús Aguilar Padilla en la pasada elección, y a la torpeza de no tenerlo como candidato, su apoyo a Mario López Valdés es prácticamente inexistente.
Cesar Nava va en solitario cabalgando en la llanura sin refuerzos y con una evidente división partidista. La suerte parece echada y los ánimos resignados.
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