Hugo Páez
Me informan que el hijo del ministro José de Jesús Gudiño Pelayo, del mismo nombre y Cicero de segundo apellido, trabaja como adjunto de la primera visitaduría de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, lo corroboré en la pagina web http://cndh.org.mx/dirserpub/index.asp y ahí está, justo en el área en la que era titular Raúl Plascencia Villanueva, antes de ser designado la semana pasada nuevo ombusdsman nacional.
Nada extraño de no ser porque el ministro de la Suprema Corte de Justicia llevó una demanda contra Plascencia y lo exoneró (expediente 01484/2008-0) de falsificación de pruebas, manipulación y ocultamiento de evidencias para sustentar una recomendación contra la PGR, interpuesta por los agentes del ministerio público Medel Lezama y Soto Correa.
Fuentes de organizaciones civiles que tienen trato constante con la Procuraduría General de la República me confirman la versión de que el presunto delincunte José de Jesús Zúñiga Velazquez, fue inducido por la CNDH a declarar contra los ministerios públicos para que Plascencia pudiera sustentar la recomendación contra la PGR por tortura, cuando el procurador era Daniel Cabeza de Vaca.
Al ver frustrada la promesa de la CND, que según esto la acusación contra los MP´s favorecería a Zúñiga, se decidió a revelar la “inducción” del primer visitador.
Gudiño Pelayo recurrió al artículo 13 de la Ley de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para exculpar a Plascencia: “El presidente de la Comisión Nacional y los Visitadores Generales no podrán ser detenidos ni sujetos a responsabilidad civil, penal o administrativa, por las opiniones y recomendaciones que formulen, o por los actos que realicen, en ejercicio de las funciones propias de sus cargos que les asigna esta ley”.
El primer visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos es el puesto más importante después del presidente de la Comisión, e indudablemente el hombre de más confianza. Raúl Plascencia Villanueva tenía el cargo con José Luis Soberanes. En esos años se utilizó a la Comisión como espacio de relaciones públicas en la que tuvieron cabida familiares de destacados políticos que incuestionablemente crean relaciones que comprometen su ejercicio transparente y autónomo. Soberanes fue funcional a los intereses de dos partidos, no a los de los mexicanos; con esta historia y estos antecedentes, Raúl Plascencia tendrá que demostrar con hechos que no es la versión 2.0 de Soberanes.
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