Hugo Páez
Contra la cultura de la rendición de cuentas, columna fundamental de Acción Nacional, Germán Martínez evadió su responsabilidad y depositó en César Nava la tarea de hacerlo, aprovechando la pertenencia a un mismo grupo, el del Presidente Felipe Calderón Hinojosa.Días antes al 8 de agosto, toma de posesión como presidente del PAN, entre los inconformes con el resultado electoral se empezaron a definir criterios para medir el éxito o el fracaso con base en los resultados.
La sombra de la división persiste. Para los ajenos a la vida interna del PAN fueron pocas las voces disonantes, sin embargo, los que han vivido la disciplina aseguran que la fisura no es menor, ni tampoco el tamaño de los pregoneros encabezados por Vicente Fox, Santiago Creel Miranda y Diego Fernández de Cevallos desde la oscuridad.
Los criterios se empiezan a manejar en un rango que van desde lo estricto, a objetivos más reales, equilibrando a las posibilidades de un partido golpeado por el PRI que perfila toda su artillería para ganar las 10 gubernaturas del próximo año.
Hay quienes exigirán el triunfo en la mayoría de las entidades para revertir la apabullante derrota del 5 de julio, en la que se perdieron San Luis Potosí y Querétaro, dos de las más preciadas gubernaturas de Acción Nacional.Hay los que piensan que ganar la mayoría de las gubernaturas en 2010 resultará suficiente para aprobar a Cesar Nava. Esto significarían seis entidades, o el porcentaje mayor, si se distribuye entre tres partidos.César tendrá que realizar un intenso cabildeo para aterrizar las posibilidades en los próximos comicios.
La etapa de reflexión que prometió necesariamente deberá incluir objetivos concretos a partir de la carga negativa que dejó Germán. Sus detractores no le perdonarán que a pesar de llegar con el apoyo del Presidente de la República no aproveche lo que significa ser partido en el gobierno, además de capitalizar con efectividad logros y resaltar el empuje de una administración que no evade su responsabilidad ante los retos que otros evitaron.El día después le aparece el primer presidente del PAN en la historia, ese que sacó al PRI de Los Pinos, arengando que prefirió quedarse en su rancho a ver preñar vacas que asistir al Consejo que eligió a Nava. Parece una hablada más, pero no lo es.
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